Ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos
Ayudar a los demás me hace sentir bien – Ayudar a los demás provoca un subidón de endorfinas en mi cerebro que se traduce en cambios fisiológicos positivos que me hacen más feliz y más sano.
Dar también me conecta con los demás, crea comunidades más fuertes y ayuda a construir una sociedad más feliz para todos. No todo es dinero para dar mi tiempo, mis ideas y mi energía.
Existe una enorme relación entre ayudar y apoyar a los demás y nuestra salud mental y bienestar.
¿Recuerda la última vez que ayudó a alguien realizando un acto de bondad?
¿Recuerda la cálida sensación de alegría que sintió fluir por su cuerpo y el rebote extra en su paso?
Los estudios han demostrado que ayudar a los demás es beneficioso para nuestra salud mental y física. Anteponer las necesidades de los demás a las nuestras puede reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, la autoestima y la felicidad.
Los hechos de cómo funciona:
Cuanto más haces por los demás, más haces por ti mismo – Los estudios demuestran que los beneficios de ayudar a los demás pueden durar mucho tiempo después del acto en sí, proporcionando recuerdos de bondad a los que recurrir cuando necesites que te levanten el ánimo.
Aporta un sentimiento de pertenencia – Parte del placer de ayudar a los demás es que te hace formar parte de una red social, lo que conduce a un sentimiento de pertenencia. Las actividades cara a cara destinadas a ayudar a otra persona también pueden contribuir a reducir los sentimientos de soledad o aislamiento del «ayudante».
Ayudar a los demás te hace sentir bien – Ayudar a los demás provoca un subidón de endorfinas en el cerebro que se traduce en cambios fisiológicos positivos. Ofrecer ayuda le distrae de sus propios problemas, permitiéndole participar en una actividad significativa.
Ayuda a hacer del mundo un lugar más feliz – ¡Ayudar a los demás puede ser contagioso! Tu buena acción puede animar a otra persona a realizar su propio acto de bondad.
Ayuda a mantener las cosas en perspectiva – Cuando ayudas a alguien que lo necesita, a menudo te da una sensación de perspectiva que te ayuda a darte cuenta de lo afortunado que eres. Puede permitirte tener una visión más positiva de tu vida y de lo que tienes que agradecer.
Recuerda que ayudar a los demás no tiene por qué costar dinero ni llevar mucho tiempo. Ofrecer apoyo emocional a los demás con una simple llamada telefónica es una buena manera de empezar. Las investigaciones han demostrado que quienes ayudan sistemáticamente a otras personas experimentan menos depresión y mayor calma, lo que se traduce en un mejor estado mental.
¡Me encanta mi vida!
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